El espacio de trabajo es amplio y seguro.
Favorece el desarrollo psicomotor e invita a ser explorado en sus variadas formas.
La construcción espacial del propio cuerpo, en el espacio de acción, en el plano gráfico y de representación en el juego simbólico, configuran múltiples instancias que, en las sesiones de psicomotricidad, se inauguran, fortalecen y se transforman permanentemente.

El cuerpo en el espacio y el espacio del cuerpo mantienen una íntima relación, según las experiencias vivenciadas.
Los niños y las niñas pueden encontrarse también, con un espacio vacío para desplegar el movimiento, sus construcciones y escenarios de juego creativamente. Algunas veces para expandirse y otras para replegarse en refugios.
La flexibilidad en el armado y transformación de la disposición de los objetos en el espacio, son un gran potencial para promover desafíos de las destrezas y habilidades corporales, una invitación al juego relacional, potencia la simbolización, así como un reaseguro respetando el propio ritmo y las emociones que emergen.

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