Hablemos del control de esfínteres


Introducción

El control de esfínteres no es una adquisición, ni una imposición, es un proceso en el que intervienen factores madurativos y emocionales. Es singular en cada niñx e implica un aprendizaje que no se da siempre de la misma forma, ni en los mismos tiempos en niñxs de la misma edad.
Este proceso multifactorial involucra aspectos internos y externos.

Como variables internas consideramos las relacionadas con la integración psique - soma:

  • Ritmo de maduración fisiológica.
  • Los niveles de conciencia durante la vigilia y el sueño, marcan también una diferencia para el control voluntario.
  • Las heces y la orina pueden presentar diferencias tanto a nivel sensitivo - muscular para el control voluntario, como a nivel significativo en la vincularidad con otrx, al "retener" (no entregar lo que otrx espera) o "expulsar" (entregar, regalarle al otrx)..
  • La estructura psíquica, en plena construcción en la que los vínculos primarios son fundamentales.

Como variables externas consideramos:

  • Lxs cuidadores primarios con sus propias estructuras y expectativas.
  • La red que sostiene a la familia, que acompaña o a veces cuestiona.
  • Lxs pediatras que acompañan el proceso, guían y sostienen a las familias con diversos criterios o escuelas.
  • Las instituciones y sus requisitos de ingreso al jardín.
  • Lxs docentes que deben lidiar bajo la lupa del abuso y las restricciones que le son impuestas.
  • La cultura social que tiende a homogeneizar procesos de desarrollo.

Es un proceso complejo por lxs actores que participan, y es desde ahí que se puede comprender y abordar. Cada niñx irá mostrando señales en el proceso del control de esfínteres, pero hay una participación conjunta con lxs adultxs que acompañan, sostienen y facilitan su desarrollo y aprendizaje. Siempre respetando sus tiempos.

Adultxs involucrados en el proceso de control de esfínteres

Las madres y los padres están involucrados física, cognitiva, emocional y socialmente en este proceso. Ellxs también presentarán sus ritmos. El control de esfínteres es un hito en el desarrollo infantil temprano por tratarse, en muchos casos, de los últimos enlaces corporales íntimos con lxs niñxs que van dejando de ser bebés. El pañal aun es algo distintivo en su cuerpo y en su cuidado de higiene personal, que lo mantiene en ese pasaje de bebé a niñx. Su logro es un indicador de mayor autonomía e independencia, que podría generar cierta ambivalencia tanto para niñxs, como para adultxs.
Es importante acompañar este proceso con respeto y flexibilidad, observando las señales de lxs niñxs; por ejemplo cuando comienzan a mostrar o avisar luego de hacer pis o caca, cuando buscan un lugar de la casa para esos momentos, delimitando un espacio de intimidad, entre otras. Estos indicios pueden manifestarse con anterioridad al lenguaje verbal, es decir antes de poder enunciar "quiero hacer pis o caca".

Mucho se hace hincapié en el respeto por los tiempos madurativos: no apurarlos, no adelantarse a su madurez fisiológica y emocional. La crianza de estilo adultocéntrica puede acelerar los ritmos por aspectos que la cultura "impone", por ejemplo el ingreso al jardín; pero también puede demorarlo, porque es un proceso trabajoso que requiere poner el cuerpo y extender los límites de la paciencia, ya que es un aprendizaje que se presenta con muchos vaivenes entre que: controla, se le escapa, no llega a tiempo, se rebela, pone a prueba, duerme profundo, prefiere seguir jugando y "se distrajo". Está sujeto a diversas variables, sobre todo vinculares y socio emocionales.
Ni el apuro ni la demora son la medida ajustada al ritmo de lxs niñxs. Creemos que además sería deseable que las expectativas, sin presión, sean explícitas. Lxs adultxs esperan que lxs niñxs crezcan, maduren, avancen, se sientan confiados para ello. Que la espera por parte de madres y padres no sea pasiva, entorpeciendo la percepción que de ellxs se aguardan cambios, lo que no significa apurar dichos cambios.

La maduración del sistema nervioso es dependiente de las experiencias con el ambiente próximo. En este sentido no orientaremos este proceso en términos de entrenamiento conductual, como se estructuraba décadas atrás, sino en que las instancias en los cuidados básicos de cambiado e higiene, que son prácticas sobre el cuerpo, sean experiencias creando conciencia, conocimiento de sí, dando un sentido de respeto e intimidad. Enmarcado en términos de amorosidad, no así de sensualidad o erotización. Es sobre el cuerpo, pero con el/la niñx. Esto implica que una vez iniciado el proceso, ellxs puedan tener una participación activa en este camino de mayor autonomía.


¿Qué implica que lxs niñxs en proceso tengan mayor participación?

  • Dejar de cambiarlos en la posición corporal de bebés, que generalmente lxs adultos mantienen al recostarlos boca arriba, levantando sus piernas para proceder a la higiene. La posición del cuerpo marca una posición subjetiva en las diferentes etapas del desarrollo. Lxs niñxs quedan privados, en esta posición, de ver lo que sale de su cuerpo: un pañal cargado de pis o conocer con sus ojos su caca, además de sentirla.
  • Cuando se cambian parados participan en bajarse o subirse las prendas de vestir y se van apropiando de su dominio corporal.
  • Saber dónde va el pañal sucio: si se tira a la basura, si la caca se va por el inodoro, con anticipación y acuerdo; ese jugar a "despedirse de la caca" da cuenta que se deshecha, pero no es un deshecho cualquiera.

El mirar aquello que se percibe a nivel de la sensibilidad táctil, completa lo que la palabra nomina: "te hiciste pis o caca", y va estructurando el saber sobre lo que produce el cuerpo y lo que del cuerpo se saca. Lxs adultos nombran el pis y la caca, lxs niñxs lo sienten en el pañal, pero generalmente no se ve, ni se toca. Tacto y vista, dos sentidos que en la primera infancia completan el conocimiento del cuerpo y de los objetos.

Lidiar con los tiempos externos

Es importante resaltar que este proceso NO está ligado a una estación del año. Es muy frecuente escuchar la frase "ahora que viene el veranito aprovechen para sacarle los pañales"; pero ni los factores madurativos, ni los emocionales, se asocian al calor o al frío, sino que dependen del desarrollo individual.
Tampoco el proceso está ligado al inicio de la escolaridad. Sabemos que hay algunas instituciones que imponen el requisito de haber dejado el pañal para ingresar al Jardín de Infantes, pero es fundamental que las familias sepan, citando a Rocío Otero, abogada y doula, que "no existe normativa legal que avale esta disposición y no es cierto que las instituciones tengan prohibido cambiar pañales" ¹. Si esto sucede es importante que se asesoren, porque ningún niñx debería quedar fuera de la escolaridad por este motivo, como tampoco dejar de ser cuidado por los referentes escolares. El des-cuido en la higiene, o su realización de manera mecánica - no humanizada, es una forma de violencia.
En consonancia con Carolina Mora, psicóloga, quien dice que es "... importante que las docentes se sientan respaldadas por las instituciones para acompañar estas situaciones. Cambiar un pañal no hace a nadie abusador, lamentablemente quien tiene esa intención busca el modo" ².
El modo respetuoso de los adultos cuidadores en la corporalidad, será la mejor construcción de límites representacionales, de lo que sobre ellxs, pueden o no ejercer otras personas.

¹ Fragmento extraído de la cuenta de Instagram @abogadaydoula
² Fragmento extraído de la cuenta de Instagram @carolinamora.psicologa


Otras formas de acompañar activamente el control de esfínteres

Los juegos que propician la elaboración de este proceso son aquellos que permiten y habilitan a mojarse, enchastrarse y experimentar con materiales líquidos o viscosos como pintura, arena, masa. La habilitación de conectarse con materiales similares a la consistencia de la orina y las heces, permiten una suerte de dominio sobre los mismos: la transformación, la des-unión, el pasaje de un continente a otro. Van elaborando así la separación de la orina y las heces, en el pasaje del adentro del cuerpo hacia el afuera.

El juego simbólico del "como sí", también les permite representar y elaborar aquello que están atravesando: ensayar, jugar a lograrlo o a equivocarse. Querer y no querer. Querer y no poder. Tramitar presiones externas. Se juega activamente las contradicciones propias que implica el crecer y hacerse cargo de sí. Separarse un poco más del adultx en este proceso emocional de individuación que es prolongado y progresivo.

Aun siendo importante habilitar con estas propuestas, si lxs niñxs no iniciaron el proceso, dichos juegos no serán de su interés; si no son significativos preferirán jugar a otras cosas, aunque estén en la etapa cronológica.

Otras de las formas que propician la elaboración, es a través de cuentos relacionados con la temática. Actualmente hay una rica variedad que van presentando: la pelela o el inodoro como nuevos objetos a relacionar con el cuerpo, el ensayo y error, la resistencia, los logros, la persistencia nocturna, entre otros.
A través de imágenes y palabras enlazadas en historias de personajes ajenos, lxs niñxs ven reflejadas sus propias emociones, acciones y expectativas de su entorno.

Podemos pensar que en este proceso complejo se entrama:
Lo voluntario, en relación a la madurez fisiológica.
La voluntad, como impulso al cambio mediado por la cognición.
El deseo, como instancia subjetiva.
La deseabilidad social, como respuesta a las expectativas del ambiente.

Si detectan dificultades en el proceso, falta de recursos por parte del adultx, extrema resistencia o rebelión por parte de lxs niñxs, es importante realizar una consulta de orientación profesional.
La atribución de factores emocionales no debe perder de vista que los síntomas en lxs niñxs revelan cierto padecimiento; tal vez algo "no están pudiendo" y necesitan ayuda.

Lic. Paula Landen, Psicomotricista - Lic. Camila Rajczyk, Psicóloga
Año 2021